sábado, agosto 14

Principios de una bonita historia.


Ányela se crió en el seno de una familia humilde, en Rivia. Pasaron los años y conoció a Geralt. Un chico de pelo negro cuyos ojos azules le cautivaron. Él también pertenecía a una familia poco adinerada.

Tras un tiempo, se enamoraron, e incluso se llegaron a casar. Todo era feliz en la acogedora Rivia, hasta que llegaron los demonios, con ansias de destruir esa hermosa ciudad.

Un día, uno de estos seres entraron en la casa de Ányela e intentaron violarla.
A pesar de que Geralt matara a esos demonios, a la chica le afectó de tal manera que acabó suicidándose.


Geralt, destrozado, dio su alma por ella, convirtiéndose en riviano puro. Devolviéndole así a la vida. Él se marchó de Rivia -Con el nombre de Dante- cuando Ányela despertó de su casi permanente sueño, muy confundida.
Su familia le contó lo que su amado hizo, y ella le buscó desesperadamente...

Transcurridos los años, ella seguía su búsqueda. Rivia se había convertido en un lugar apagado, donde los demonios tomaron el control. Cuando lo que antaño le pasó a Ányela, se volvió a repetir con su hermana pequeña, Rose. La cría sufría, sus padres habían sido asesinados por no haber conseguido pagar la comisión que los demonios les hacían pagar injustamente. -Como a todos los ciudadanos de Rivia- Sufría de tal manera que Hana dio su alma por ella, convirtiéndose finalmente en una riviana.

Volvieron a pasar los años, la vida con su hermana se hacía amarga, e insatisfecha por no encontrar a Geralt, la chica perdió las esperanzas, pensando que seguramente estaría muerto. Por lo que, con todas sus fuerzas, rezó en el santuario que usuaba esperanzada, intentando transmitir su alma nuevamente, pero destinada a Geralt. -Dar su alma por él-
Al ser esta la segunda vez, Ányela se convirtió en riviana Pura. Pero, Geralt estaba vivo, lejos de allí y realmente sin sufrimientos tales como los de Rose, lo que provocó así un completo caos en la mente de Ányela. Sus recuerdos por él fueron como borrados y también lo que era parte de su identidad. Fue así como se hizo llamar Hana Fuyu, porque las flores de invierno eran sus favoritas...

A pesar de que su remembranza por Geralt estaba ausente, algo le impulsaba a buscar a alguien importante para ella. Ese anillo que llevaba colgado de su cuello significaba algo muy importante para ella que no lograba descifrar el qué. Así fue como Ányela, o más bien, Hana, emprendió su camino hacia la búsqueda de algo que ni ella estaba segura de que seguía existiendo.

(NOTA: Esta historia no es mia. La he redactado yo y aporte ideas, pero es de un amigo realmente y fragmentos de una saga. Pongo estos comienzos porque proximamente quiero actualizar con el final de la historia, redactada por ambos. Espero que os guste :) )

miércoles, agosto 11

Un día en el más allá de mi mente.


Vamos, camina lento pero con constancia
¿Será por inercia y no por nostalgia?

Aquellos días pasados en los que más de uno era apasionado
robé ese maldito beso a la más bendita juventud.

¿Arrepentimiento?
Nunca sentí eso, y no es orgullo,
es por amor pero un amor desdichado.