jueves, noviembre 7

Nubes de pentagrama.



Do quiera que esté, mientras pueda seguir el recorrido del viento entre las hojas, nada importa. 
Re-establecer la mente evadiéndola con la sutil melodía del río serpenteante. 
Mis que pájaros entonan y Fas que cubren silencios disolviendo la confusión.
Sol, llama que aviva y aclara la mente dormida.
La, que la hace flotar...
SI, todo es posible
Do quiera que esté… 



domingo, agosto 25

Maldición.

Él quería sustancia, materia, palabras, un tema.
Yo no le di nada...
Frases sueltas. Ni tan siquiera un poema.

Solo un banquito en el que sentarse a escuchar.

Él insistía de nuevo con la historia idílica
que en su cabeza danzaba en forma de lírica.

Y me resistí.

Esa no era una canción que debiera existir.
Su melodía como la de un reloj, te hipnotizaba con su tic tac
Te contagiaba con su ding dong.

Y al igual que las agujas de esa caja de horas cortaban el aire
las palabras se afilaban como cuchillas cortando la respiración.

Esa no era mi canción.

No era mi letra, ni tampoco mi voz.
Solo una historia fugaz, un cuento de un momento.
Pero tan bonita era como triste...
Que la pesadez de mi ser se volvía incontenible.

No era canción de nadie.

Cualquiera que escuchase los lamentos de aquel narrador
habría descubierto que existen lágrimas procedentes del corazón.

Negué haberlo oído.
Sentencié cualquier sonido
Que en mi cabeza se retorcía y me recordaría...
Que aquellas palabras, como sombras, me perseguirían hasta el final de mis días.





La maldición de un hechizo irrompible.

domingo, junio 23

El Final de un Llanto Mayor.

En el tiempo de los caídos, el silencio corrompió las almas de los héroes.


Cuando no hacían falta las palabras para describir sentimientos y solo una mirada era necesaria para descubrir la esencia humana, comenzó todo.

La oscuridad se disipaba con las llamas del valor y la pasión, ahuyentando el miedo a lo imposible y despertando la esperanza de la felicidad. 
Era como una pequeña y cálida hoguera a la que no dejas de alimentar con tal de mantenerla encendida.

Ese fuego que se avivaba y prendía con los despojos del mundo... 

...Una vez consiguió lo que más añoraba, la Valkiria alzó el vuelo hasta quemar sus alas prendidas por el mismísimo Sol. 

Nadie comprendió por qué lo hizo, mas todos sabían que aquella guardiana era conocedora de los mayores secretos del mundo; Confidente del mañana. Una guerrera que traía la victoria consigo, mas también la muerte a su espalda.



Dicen que cuando el Sol quema es porque Ella, confinada en la bola de fuego, se reencarnó en llamas que buscan el sabor de la venganza.

Otros, dicen que mediante los rayos sigue buscando hasta hoy al noble héroe al que quiso llevar a Valhalla.

lunes, marzo 11

Melodía lluviosa.


Desde que un árbol logró simbolizar la vida. Desde que el Sol quedó en un segundo plano tras las nubes… Las personas buscamos canciones nostálgicas para los días grises.

Hoy comprendí por qué.

Nos gusta la lluvia cuando estamos en la cama, adormilados mientras escuchamos el repiqueteo de las gotas tras la ventana.
Nos gusta cuando es un día, o dos, en las que no nos importa caminar bajo esta y dejamos que nos empape. Nos gusta saltar en charcos, sin complejos.

Pero cuando este temporal se alarga hasta un par de semanas, sobretodo para quienes estamos hechos por sol y luz, nos empezamos a deprimir.

Y aquí la música desempeña su papel…

 Necesitados por encontrar un sentido a este remolino de desaliento, necesitados por sentirnos comprendidos, la música desde siempre lo ha hecho posible.
Nos evade del mundo con facilidad, envolviéndonos en la suavidad de las partituras y cegándonos con la pureza de las notas.

Sin embargo esto no nos saca de nuestro sufrimiento, porque estamos hechos -entre muchas cosas- de lamentos y suspiros, de sollozos y pena.
 Nos centramos en lo peor que sentimos, lo exageramos hasta que duela… Porque nos mantiene vivos de una manera retorcida.

Mas el poder de la música es inmenso… Y basta con una canción alegre para querer curarnos. Querer seguir adelante. Empezar un nuevo día, ya sea gris o soleado, con las ganas de vivir que nos faltaron.
Sin embargo ¿Quién está dispuesto a enfrentar a la lluvia? Es tan sencillo no hacer nada para remediarlo que preferimos destrozarnos en vez de intentar arreglarnos, ya que requiere esfuerzo.

Y ese es nuestro gran problema. Nos empeñamos en ser juguetes rotos que esperan a que algún día alguien los repare. Y nadie quiere ser un muñeco hecho pedazos. Todos quieren ser el más radiante. Con esto me refiero… A que  hay que aprender a sonreír. Hay que aprender a lamerse las heridas, solos, y no a encerrarnos en nuestras tragedias.

Si los días son grises, pues haz que la luz venga de ti mismo. Que no haga falta que salga ningún sol para darte cuenta de cómo has perdido el tiempo compadeciéndote.
Eres más fuerte de lo que piensas, solo debes creerlo de verdad.


Sube el volumen de esa canción. Hay que curar esas heridas.


miércoles, enero 9

Mente nublada.

Tanto sentimiento a flor de piel me va a volver loca. 
Resulta que me duele el estómago por un insulto que me tragué. Tengo impulsos que me inducen a vomitarlo… Pero no sé qué pensarían ellos, los de los ojos acusadores.
Imagino que por pensar eso estoy acomplejada y lo disimulo de perlas, ya que nunca dejo que mis palabras se anuden en mi garganta como tantos me advierten... Ellas salen solas, duelan como puñaladas o acaricien en un susurro suave los oídos. Exacto, la sutileza no goza entre mis virtudes aunque ¿sabéis? Yo no la consideraría del todo una virtud, será que no me gusta. Sirve para suavizar situaciones, en cambio esas situaciones van a doler igual ¿No...? 
Cuánto me queda por aprender.

Sin duda las palabras son mi perdición. A ellas me encadeno y libres vuelan, irremediables y sin miedo a ser criticadas. (No temo al fuego y nunca recuerdo las cenizas de después.)

En cambio admito que tanto público me abruma, me hace balbucear y las palabras se deforman en mis labios… 
Me paro a pensar: "¿Las estoy dejando realmente volar o las tengo agarradas por un hilo invisible como si fueran cometas?"

Todos me miran atentos, expectantes a lo que pueda llegar a decir y de los nervios es como si mis palabras explotaran, desordenadas y sin sentido. Y he ahí cuando ese pequeño complejo se hace un mundo sobre mis espaldas.


Entonces me digo:

"¿Otra vez te has perdido?
Respira. Concéntrate…
Suelta las cadenas y libera tus pensamientos.
Sus miradas no valen nada, sus palabras harán brillar a las tuyas.
No olvides lo que hay en ti, aférrate a ello y concédete el deseo de desprenderte de los comentarios de aquellos que juzgan. Tú conoces tu verdadera esencia ¿qué más dará cómo la vea el resto?

Deja a la cometa volar..."

Y así comienza de nuevo el ciclo del no callar.

viernes, septiembre 7

El Secreto de las Sombras.

Es cosa mía el querer dormir cuando los problemas envuelven mis sábanas.
Que el despertador no suene. Que se acorten mis días dando paso a las noches de insomnio más tardías.

Es cosa mía que por las mañanas manche mis dientes de azúcar con café y agujeree los mensajes del locutor de mis lamentos que mal sintonizado me despierta para volver a soñar.

Pero no es cosa mía querer ver más allá de lo que quiero. 
Hace tiempo que eché un vistazo a mis escaleras, no tenían buen aspecto. Sus peldaños eran sucios y gastados, agonizaban quejosos a cada paso dado. Y otra vez, hoy, por ellos avanzo, mas llegando a su final. 

No hay sábanas que me libren de esto.

Veo una puerta, pero no solo eso, se abre con un silbido espeluznante y en la distancia vislumbro sombras que se deslizan ágiles y malintencionadas hacia mis pies, para no poder retroceder, para atraparme, para arrastrarme, para ser una más en caer... En el Abismo.




Allí no sirven las monedas de oro. Caronte hace tiempo que dejó de remar, hace mucho que se cansó... De esperar un alma como la mía.