viernes, septiembre 7

El Secreto de las Sombras.

Es cosa mía el querer dormir cuando los problemas envuelven mis sábanas.
Que el despertador no suene. Que se acorten mis días dando paso a las noches de insomnio más tardías.

Es cosa mía que por las mañanas manche mis dientes de azúcar con café y agujeree los mensajes del locutor de mis lamentos que mal sintonizado me despierta para volver a soñar.

Pero no es cosa mía querer ver más allá de lo que quiero. 
Hace tiempo que eché un vistazo a mis escaleras, no tenían buen aspecto. Sus peldaños eran sucios y gastados, agonizaban quejosos a cada paso dado. Y otra vez, hoy, por ellos avanzo, mas llegando a su final. 

No hay sábanas que me libren de esto.

Veo una puerta, pero no solo eso, se abre con un silbido espeluznante y en la distancia vislumbro sombras que se deslizan ágiles y malintencionadas hacia mis pies, para no poder retroceder, para atraparme, para arrastrarme, para ser una más en caer... En el Abismo.




Allí no sirven las monedas de oro. Caronte hace tiempo que dejó de remar, hace mucho que se cansó... De esperar un alma como la mía.