miércoles, noviembre 16

Blues.




Después de caminar durante horas bajo la lluvia, me detuve a reflexionar sobre lo perdida que me encontraba en aquella ciudad gris. Lo único que con claridad deduje entonces, es que el Blues era lo que me mantenía viva.

Oh, armonioso y envolvente Blues. Me pierdes en tus escalas, en tu impredecible melodía. En tus balanceantes compases que parecen titubear a cada nota y desvanecerse en los silencios más oportunos.

Me haces perder la cabeza y en su lugar cambiarla por una gramola… En la que los vinilos acarician tu bello sonido que hace olvidar, abandonar la razón y los sentidos sumiéndome en el más hermoso Cielo,  Edén… El Paraíso.

Eres el perfecto ejemplo de la bella simpleza, perfecto como tú solo.

¿Que representas la tristeza? ¿La depresión? ¿La melancolía…? Permíteme cuestionarte, pues lo que produces en mis oídos no es eso.
Cuando te escucho, parece que vuelo entre brillantes estrellas. Cuando te siento, olvido que mis pies rozan el suelo, que mi mente está llena de ruido.

Blues, nada te debo. A cada ritmo que marcas con tus canciones despojas algo de mí hasta desprenderme de todo lo superfluo.
Te lo llevas todo y me dejas sin nada, pero nada importa, porque nada quiero cuando te encuentro.

Eres verdadero, eres libre…
Porque eres Blues.