viernes, septiembre 7

El Secreto de las Sombras.

Es cosa mía el querer dormir cuando los problemas envuelven mis sábanas.
Que el despertador no suene. Que se acorten mis días dando paso a las noches de insomnio más tardías.

Es cosa mía que por las mañanas manche mis dientes de azúcar con café y agujeree los mensajes del locutor de mis lamentos que mal sintonizado me despierta para volver a soñar.

Pero no es cosa mía querer ver más allá de lo que quiero. 
Hace tiempo que eché un vistazo a mis escaleras, no tenían buen aspecto. Sus peldaños eran sucios y gastados, agonizaban quejosos a cada paso dado. Y otra vez, hoy, por ellos avanzo, mas llegando a su final. 

No hay sábanas que me libren de esto.

Veo una puerta, pero no solo eso, se abre con un silbido espeluznante y en la distancia vislumbro sombras que se deslizan ágiles y malintencionadas hacia mis pies, para no poder retroceder, para atraparme, para arrastrarme, para ser una más en caer... En el Abismo.




Allí no sirven las monedas de oro. Caronte hace tiempo que dejó de remar, hace mucho que se cansó... De esperar un alma como la mía.



martes, julio 10

Relato de derrotas.


Se me cae la piel a tiras
creyendo que ya no abriga
Y por mis labios marchitos 
pasaron trovadores de mitos.
Morosos de besos
que con su voz acariciaban el sol
y con sus cuerdas calmaban los rayos.

Pues de un corazón como el mío de todo sale...
Guerreros dormidos, princesas y dragones tranquilos
que gruñen y sueñan con un reino perdido.

¡Risa me daba de pensar que aquel reino seguía en su sitio!
Si todos quieren corazones
y no piensan en las canciones
que arreglan almas, secan lágrimas y curan suspiros...

Y es que este lugar ya estaba perdido.

Pues de un corazón como el mío de todo sale...
Bufones siervos del pecao y ladrones de gritos
que con un tajo se despiden de los tiempos que subnormales
pensaban que los sapos después de besaos se volvían reales.



Inspirado en (la) Marea

miércoles, julio 4

La fina línea del Recuerdo y el Olvido.


¿Es malo ofenderse por una manera de pensar que no es la tuya?

El ser humano es egoísta e irrespetuoso por naturaleza. Y en consecuencia, no trata del modo en que cada uno quiere ciertos hechos...
Como los recuerdos.

Hay quienes deciden mantenerlos como parte de un pasado, que en ocasiones se tienen presentes pero no resultan dolorosos después de un tiempo. Son sonrisas tranquilas que te arranca alguna fotografía, un pasatiempo más como es el don de no olvidar.

Pero no todos piensan de misma forma y eso nos molesta.

Estos, ven los recuerdos como algo de lo que deshacerse, al igual que de todo un pasado, un periodo borrado de una vida.
Gente que vive el presente y se aferra a este y a su futuro, pero jamás mira hacia atrás. Nunca se detienen a recordar... Llegan a pensar que, si existiera una máquina que les lavara el cerebro, serían los primeros en utilizarla.

Pobres ingenuos.

Opino que la experiencia es la mejor de las maestras. Si una vez juegas con fuego y te quemas, a la segunda estás atente a las consecuencias. ¿No es así?

¿Olvidar no sería el equivalente a quemarte de nuevo y sin embargo como la primera vez…?


Es una fuerte obsesión la que hace que las personas vivan el presente con tal de no hacer memoria. Y no digo con esto que hay que vivir estancados en el pasado, ni de sueños de futuro.

Pero no está de más pensar de vez en cuando en atardeceres de antaño o volar entre las nubes, soñando qué podrían depararnos sus lluvias…



Es por eso que, si veo algo que me recuerda a alguien, no intento sustituir ese anclaje emocional, ese pensamiento, por uno nuevo. 
Lo conservo, con una sonrisa y el significado que tiene para mí. Dejando que ocupe su lugar en mi mente.

miércoles, abril 18

Hablando en el Silencio.

Ahí estás de nuevo, sabor a muerte.
Arrinconado en la penumbra donde la luz pasó a historia de Drama. 
Derramas sangre, arrancas vísceras y arrebatando las sonrisas de las ánimas, sellas súplicas con un beso mortífero.


Gruñes, gritas... Ensordeces los lamentos que van aminorando.  


Nunca es suficiente.


Tus susurros de consuelo atraen almas en pena; Ignorantes que flaquean ante esa tentadora presencia tuya que enmascara con elogios el olor a azufre. 
Aprovechas que jamás vieron una sonrisa. Presas fáciles desconocedoras de la felicidad la cual es una espectadora más encapuchada al otro lado de la sala.


Y es por eso que lloran aquí mientras aún existen... Y es por eso que tristes se desvanecen con la noche...
Noche eterna, sin luz de luna. El único brillo el de tus ojos maliciosos, insatisfechos todavía en busca de nuevas víctimas que cazar con palabras de miel.




Antes tenía la capacidad de creer en las sombras en la segunda calle del porvenir... Ahora solo puedo creer en la luz que un día llegué a ver al fondo de ella. Un día lejano al que fue mi vida. 
Lo único que no llegaste a quitarme hasta entonces han sido mis pensamientos. Estos pensamientos que aun perduran en tu mente y que sollozan por las almas perdidas.




viernes, febrero 24

En la Ciudad de Los Tristes.


Veneno demencial
Anhelo y dependencia arrastra consigo.
Dulce tóxico que alimenta el alma y la ilusión de los caídos…
Desidia que el nuevo mundo atrae con radiactividad.

El olor plástico de la espesa atmósfera araña los pulmones cruel.
Cada rayo solar arranca a tiras la muerta piel.

El grito sordo de los dormidos supera el ultrasonido
con palabras afiladas de gas letal.

Llanto ácido, corrosivo para los sentimientos, cae de las nubes de humo.
Todos dormidos; hoy día no despierta ninguno.

El aire degrada pensamientos haciéndolos perecer,
obligando al cinismo portar máscaras pesadas y así el virus precaver.

Hace años que se hallan infectados… "Los caídos", "los dormidos",
pero ausentes jamás se percataron.
Respirando el mal que yace en la Ciudad de Los Tristes
se estrella la real escoria 
y quien de su sueño despierte… 
Insólito pues, el acontecimiento del renacer.


jueves, febrero 16

El miedo del Marionetista.


–PRÓLOGO–


Ahora os mostraré la historia de un verdadero marionetista.

Todo marionetista real conoce a sus marionetas a la perfección. La vida detallada de cada una de ellas, sus rasgos faciales y colores, su carácter… Incluso cómo cuidadosamente en su “nacimiento” sus cuerdas fueron unidas a sus extremidades correspondientes.
    Este marionetista sabía qué acción exacta hacer con sus queridas figuras para mantenerlas felices. Figuras de madera talladas con el mayor amor y paciencia jamás vistos.

Hay que decir, que un marionetista cualquiera es lamentablemente el más conocido. Crea al azar a sus marionetas desatendiendo sus historias, ordenándolas actuar de una manera en la que jamás ellas lo harían... Un marionetista cualquiera sería un marionetista que no se molestaría en comprender a sus marionetas y además se centraría en el ciego anhelo de conseguir el control sobre ellas, posiblemente causado por no lograr nada más allá de la vida de madera.


En cambio, nuestro “marionetista de verdad” las trataba como a sus propias hijas. Quizá era por esto que les dedicó su preciado tiempo de libertad, pues hijos no gozó de tener jamás.


Sin embargo, él no se consideraba ningún titiritero; en aquella ciudad no sobreviviría apenas dos días mostrando sus historias…  Él era carpintero.


El carpintero de la ciudad de Beleth.





(N.A.: Cuando os pregunté sobre si leeríais un relato más largo de lo que usuo, me refería a este. Será probablemente extenso y de publicación lenta y por capítulos, ya que quiero hacerlo bien. Que conste que esto no quiere decir que vaya a dejar de publicar las entradas de siempre.  
Por el momento aquí está el breve prólogo de "El miedo del Marionetista". Espero que os guste.
Sugerencias y preguntas ya sabéis, comentad sin problemas. De esta historia concretamente me gustaría saber vuestra opinión.  ¡Un saludo!)

lunes, enero 16

La eternidad de un lienzo.


Los cuatro lienzos; convertidos en cuatro paredes que me rodean y encierran sin derecho a salida.
El aire está recubierto por una mezcla de acuarelas, témperas y óleo.
No puedo escapar, los colores me atrapan en una oleada salvaje que me revuelve y maltrata, golpea y marea, pero que su espuma calma mis heridas.
Me agobio y agazapo. Las pinturas me angustian, llevo horas sin parar…

Mis manos están lastimadas de sujetar pinceles de todos los tamaños que ya se han convertido en mis dedos. Y mis pestañas, a veces perfilan pequeños trazos de acabados insignificantes, pero que sin ellos faltaría algo.

Una suave brisa se cuela, aun no sé por dónde. Arrastra un aroma indescriptible, me hace sonreír al sentir que aun existen olores más allá de lo acrílico, sin embargo, me trastorna por lo mismo; como un fuerte choque contra el suelo y lo real. ¿Pero todo esto se trata de algo verídico?

Comienzo a sentirme cada vez más como parte de un retrato, no por la belleza que puedan plasmar los míos a los que tanto tiempo dediqué, sino porque soy incapaz de mover un solo músculo.
Me percato de que mis brazos son ahora finas huellas al aguatinta y cualquier ademán de ellos imposible. ¡Condenada a estar para siempre en la misma posición!
Debería trazar una puerta por la que fugarme, pero no me queda con qué luchar, solo una paleta a mis pies inmóviles.
Pasan los segundos. ¿Qué es esto…? ¿Una… capa de barniz? 

Se termina el cuadro, un cuadro del que ahora formo parte y en el que me han apresado.

He sido confinada a una obra de arte.


martes, enero 10

Un gramo de azúcar y diez de sal.


Ojos claros, la piel oscura…

Si empezara a describir a la hermosura serías tú
cuando susurras al mal que hulla.

Siempre te comparan con la dulzura, dulzura, dulzura.
¿Qué sucede con la olvidada sal?

El salado de nuestros besos al despertar.
Recorrer tu espina dorsal y saborear el llanto del mar
es mucho mejor que los dulces, las golosinas; los domingos de cal.

Sin amargura. Una pizca de más… Para poder dar vida a tu sangre muda
y jugar con tu cintura a mil posturas de locura.

Envolvernos en un suspiro de sabores para así degustar la Luna.
Verás cómo es salada… Y su piel, cruda.

Comprobarás… Que esto no se puede comparar con el azúcar.



lunes, enero 2

La fragilidad de las cosas.


En ocasiones, cuesta creer que algo tan idílico y a la vez tan real puede llegar a tener un final.
Me cansa hablar de sueños. Rara vez yo también conservé los pies en el suelo; normalmente al caer, o en esta ocasión, ver caer mitos.

Las personas fingen y siguen sus vidas, realmente es mejor así a estancarse. Pero… ¿No es increíble? Cómo todo puede concluir en una décima de segundo, tan solo por un puñado de palabras. Por una puñalada de palabras.

Esos sucesos fugaces que nos acontecen como las estrellas de mismo nombre, que rozan el cielo y demuestran que se apagan por cada suspiro despedido.
O como una vela, que se consume en la misma noche que acabamos un buen libro.

Es duro pensar en los posibles desenlaces. Nada es eterno, eso es tan seguro como la vida misma. Pero cuando aparentemente todo continúa su curso, al igual que el de un río, nunca reparamos en que este siempre perece en el mar.

Todo tiene una fragilidad e inestabilidad y si se descuida, esto crece, llegados al punto de no soportar su peso, resbalarse entre nuestros dedos y hacerse trizas.

  
Es difícil de asimilar, de aprehender, que los mitos sin esperarlo caen y las leyendas, leyendas son.