martes, octubre 12

Un Dolor Silencioso.


Por las mañanas, su aliento era del sabor del café más amargo y sus ojeras marcadas por los sufrimientos que él le propiciaba todas las madrugadas al volver embriagado.
El miedo le inducía a hacer lo más superfluo, al menos a los ojos del que le propiciaba lamentos.

Pasaban los días, ella estaba como ausente mientras hacía las labores del hogar... Pocos momentos eran los que tenía de descanso cuando el sol se despedía.
Observando cómo la luna menguaba y mostrándole así una amarga tristeza, hasta que tras un anochecer, desaparecía para volver con una sonrisa que noche a noche se ampliaba.
Aquella luz... Inspiraba esperanza a aquel ente sin alma. Ánima arrebatada por la codicia, el egoísmo y la furia que eran acumulados en esos momentos del día en que todo no sale como se quiere, marcándolos por golpes en su corazón.
Y tú, mero expectador de la violencia, permaneces quedo, congelado, hasta que un día no solo serán moraduras lo que se puedan apreciar en esa desposada, sino el tono escarlata de la sangre derramada en su blanco y limpio delantal vestido por un cuerpo inerte.

viernes, octubre 1

Farewell.


La chica dejó marchar así a su ser más querido... Pensó que él sería feliz de esa manera, lo que a ella le reconfortaba.
"Las despedidas siempre son duras..." Susurró para sí misma mientras que sus lágrimas recorrían cada rincón de su pálido rostro casi sin ella darse cuenta, ya que no hacía otra cosa más que estar sumida en los recuerdos con aquel fiel y gran amigo, al que nada más marchar añoraba con nostalgia...